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Mirar hacia otro lado
Ocurre con demasiada frecuencia: alguien necesita de otro y solo encuentra su indiferencia. Esta situación se repite a diario en nuestra sociedad y en nuestras vidas. Normalmente la indiferencia de alguien hacia los problemas de otro no supone mas que un pequeño trastorno. Pero ¿y si nos fuera la vida en ello?. Si una vida dependiera de la acción de alguien ¿como valoraríamos su indiferencia?. Algo así esta penado por ley y podría dar con esa persona en la cárcel. Moralmente es una acción que la casi totalidad de la sociedad reprocha y detesta… ¿o no?.
Porque no vemos igual una situación si le cambiamos un único elemento. ¿Y si la vida en juego no fuera de una persona, sino de un animal?.
Supongamos un perro en medio de la carretera. Un gato tumbado bajo un coche aparcado. Un pájaro caído en el suelo por un golpe de calor. ¿Cuantos pararían su marcha, su quehacer diario para ayudar a esos animales?.
No nos llevemos a engaños, la gran mayoría de las personas que vieran a esos animales mirarían hacia otro lado. Ni se pararían, ni ayudarían. Luego otros muchos se limitarían a mirar con cara de bobos mientras continúan y se alejan. Algunos pocos se pararían. Y solo un puñado se acercarían a ese animal y le prestarían su ayuda. Solo ese puñado trataría de salvar esas vidas y darles una oportunidad mas.
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Nuestra educación
¿Porqué suceden cosas así?. Seguro que podríamos debatir durante días sin llegar a una conclusión. Pero pensamos que una de las causas de nuestra indiferencia hacia los animales viene dado por nuestra propia educación.
Para muestra un botón. Un coche conducido por una madre con sus dos hijos pequeños a bordo pasan junto a un conejo doméstico que está en medio de la calzada. El animal esta vivo pero sin fuerzas. Paran mas adelante y se bajan todos a mirar al pobre conejo. Tras observarle uno de los niños dice «Parece que esta enfermo». Acto seguido el niño se encoge de hombros y todos se marchan dejando allí tirado al conejo.
Los niños veían algo normal dejar allí al conejo. No les sorprendía el hecho de no tratar de ayudarle. Ni madre ni hijos querían perder su tiempo luchando por algo que no fueran ellos mismos. Los niños tenían claros los conceptos de su madre: mira por ti, ignora lo demás.
Otra persona si recogió al conejo y le llevo al veterinario. El pobre luchó por su vida durante horas pero acabó sucumbiendo ante una enfermedad anterior ¿que pudiera ser la causa por la que un conejo doméstico estuviera abandonado en mitad de una calle poco transitada?.
Lo que de verdad importa
Para muchos solo ellos mismos. Quizás tengan en alta estima aquello que la sociedad actual provee: móviles, coches, relojes, ropa, apariencia… Todo lo material y por tanto de duración muy limitada.
Sin embargo no hay que perder la esperanza. Algunas (muy pocas) personas aún contemplan otros valores: respeto, altruismo, ayuda, amor...
El día que los muchos vean lo mismo que los pocos, ese día, quizás empecemos a tener una sociedad mejor. En todos los sentidos.